6 Razones que podrían convertir a “Betty, la fea” en la villana de la novela

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6 Razones que podrían convertir a “Betty, la fea” en la villana de la novela

Yo soy Betty, la fea es una de las telenovelas más queridas y exitosas de todos los tiempos; es difícil que alguien en Latinoamérica no la haya visto ni haya oído hablar de ella. Su éxito quizá se deba a la construcción de los personajes y al fascinante mundo emocional que se esconde detrás de ellos, que termina acercándolos más a la realidad de nuestro diario vivir.

En Genial.guru hemos querido profundizar en el mundo psicológico de Beatriz Pinzón en busca de la mujer real, que quizá está lejos de ser el ángel bondadoso que creíamos.

Betty posee características —dejando de lado el aspecto físico— que podrían ajustarse perfectamente a la protagonista de la novela del mediodía. Sin embargo, se aleja del estereotipo de la niña buena y actúa como una persona “real”, y no creada por el libretista, enfrentándose a las encrucijadas planteadas por la vida y tomando sus propias decisiones.

Esas elecciones están basadas en su historia, la del personaje, y entonces podemos entender que Pinzón se acerca más a la imagen de antagonista que a la de la mujer inmaculada a la que las telenovelas nos tenían acostumbrados. Saquemos la lupa para ver más de cerca.

1. Construye relaciones tóxicas

Comencemos por el principio. La familia. Betty viene de una casa con un padre controlador, machista, extremadamente conservador y en la que aparentemente se hace lo que él dice.

Como resultado de esa crianza sobreprotectora y autoritaria a la que, suponemos, tuvo que ser sometida Beatriz, se fue forjando una codependencia, que sumada a la baja aceptación de su físico dejó una honda huella en el mundo emocional de Betty. Ella termina creyendo que por “fea” no es merecedora ni del trabajo para el que está capacitada ni mucho menos del amor.

Una persona codependiente estará dispuesta a sacrificarse para complacer al otro, sintiendo que solo es importante si sus acciones hacen feliz a su pareja e incluso soportando el maltrato psicológico y pasando por encima de su propia moral. ¿Eres tú, Betty?

2. Su inseguridad es capaz de lastimar

Otra característica de la señorita Pinzón es la inseguridad, que seguramente no solo viene de su aspecto físico, sino también de su infancia.

Las personas inseguras a menudo lastiman a los demás con sus palabras y sus acciones para proteger su propio ego. Pero además encuentran un placer psicológico cuando derrumban a otro, pues esto acrecienta su autoestima.

Betty no se libra de esto. Varias veces la vimos disfrutar humillando a Patricia; si bien lo creíamos justo y celebrábamos su triunfo, no deja de ser un hecho doloroso para “la peliteñida”.

3. Toma decisiones incorrectas

Resumamos hasta aquí. El cúmulo de inseguridades y la codependencia llevan a Betty a tomar las decisiones equivocadas, de manera inconsciente, pero lastimando a otros. Este es el resultado de las experiencias por las que ha tenido que atravesar. Hasta aquí estamos de acuerdo.

Pero finalmente ella es consciente del camino que toma y del riesgo que asume. Hubiera podido escoger, por ejemplo, no maquillar el informe de Ecomoda; no aceptar las invitaciones de don Armando; no mentirle a su padre y no arrastrar a Nicolás en todas sus aventuras. Claro que son precisamente esas equivocaciones las que la hacen más humana.

4. Consigue sus objetivos a cualquier costo

Desde el primer capítulo, Betty llegó aspirando al cargo de secretaria, pero, eso sí, mostró sus intenciones de ascender en la empresa. Si bien sus habilidades y sus conocimientos eran incalculables para Ecomoda, se saltó varios aspectos legales para agradar a sus jefes, mostrando lealtad y subordinación, pero a regañadientes.

Algunos expertos podrían clasificar este comportamiento dentro de la personalidad dependiente, de individuos que realizan actividades desagradables para ganar la aceptación de otros. Finalmente, este rasgo de Betty la llevó a ser la presidenta de Ecomoda.

5. Se fija en un hombre comprometido

La ciencia explica que las mujeres encuentran más atractivos a los hombres casados que a los solteros, debido a que copian la elección de pareja. Es decir, están respaldas por la aceptación previa de otra mujer que descubrió los encantos de ese hombre. Sin embargo, esto solamente se queda en las intenciones; solo las más audaces pasan la línea, el resto de las mujeres prefieren, al final, a los solteros.

Ahora bien, es cierto que Betty se enamoró de Armando y terminó cayendo en las redes del amor, pero la última decisión sobre si ese sentimiento perdura o termina está en quien lo siente. Pese a que Beatriz sabía que se estaba metiendo con un hombre comprometido, siguió adelante, lastimando en el camino a otros y a ella misma, tal como ocurriría en la vida real.

 

6. Se queda con el chico malo

Armando, lejos de ser un dechado de virtudes, encarna al hombre egocéntrico, narcisista, mujeriego, del que seguramente toda mujer quisiera huir. Pero no, su alta autoestima y su apariencia física lo hacen un hombre deseado, pese al temperamento irascible que lo acompaña. Entonces, ¿por qué Betty se queda con él? Hay varias explicaciones científicas que podrían arrojar una luz sobre esto.

Las hormonas, en el momento de la ovulación, son las que realmente escogen al hombre rudo, pues hacen que las mujeres lo perciban como un mejor padre potencial, dejando al chico bueno y confiable por fuera del encuentro. Otra explicación podría ser “el efecto halo”, que consiste en creer erróneamente que una persona atractiva físicamente viene acompañada de otras virtudes.

Beatriz tuvo la oportunidad de quedarse con Michel Doinel, un hombre francés, simpático, que se fijó en ella sin los prejuicios sociales de la apariencia. Sin embargo, Betty decidió volver con Armando. No podemos negar que él sufrió un profundo cambio al despojarse de sus prejuicios, pero definitivamente, representó durante toda la novela al tipo de hombre patán.

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