9 Hábitos que, como las etiquetas de la ropa, muestran la diferencia entre los que crecieron en la pobreza y los que siempre fueron ricos

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9 Hábitos que, como las etiquetas de la ropa, muestran la diferencia entre los que crecieron en la pobreza y los que siempre fueron ricos

El entorno en el que crece un niño, de una u otra forma, influye en su destino futuro. Y esto se refleja especialmente en los niños que provienen de familias pobres. Detalles como quiénes serán sus vecinos, sus compañeros de clase e incluso cuál será la situación ecológica en su lugar de residencia al final terminarán determinando en quiénes se convertirán: personas exitosas o no tanto.

En Genial.guru decidimos averiguar qué rasgos de carácter y qué hábitos distinguen a las personas que crecieron en la pobreza de los hijos de padres adinerados.

1. No siempre pueden controlarse y tienden a hacer compras compulsivas

Las personas que crecieron en la pobreza tienen más probabilidades de ceder a los deseos instantáneos. Es más probable que se lleven un montón de artículos innecesarios con descuento; y si deciden ponerse a dieta, es posible que la rompan y que compren una docena de pastelillos.

  • Soy una adicta a las compras. Todos los días hago pedidos en tiendas en línea. Con Amazon peor todavía: ¡10-15 pedidos diarios! A veces regalo o vendo las cosas compradas, más a menudo solo las guardo. Tengo más de 200 pares de zapatos, montañas de ropa, tengo cajas enormes llenas en el ático, más de 100 bolsos caros, cajones de cosméticos… Todo comenzó cuando, después de mi pobre juventud, tuve un buen trabajo y comencé a tener dinero. Me calmaba solo cuando estaba enamorada. Al parecer es una diagnosis. © Oídoporahí / Ideer
  • Uno sabe que gasta el dinero así cuando está triste. Y después termina rodeado de compras igual de triste, y encima pobre. © mdmarylin / Twitter

2. Se arreglan con poco

Las personas que crecieron en la pobreza suelen ser modestas en los asuntos de la vida cotidiana. Y a menudo se aferran al otro extremo financiero: pueden usar el mismo calzado durante años hasta que se desmorone por completo, o ir de vacaciones siempre al mismo lugar, en vez de obtener nuevas impresiones y ampliar los horizontes. Rara vez se complacen, y se niegan muchos placeres.

  • Tuve una tía a la que quería mucho. Una vez tomó una lata de espárragos del estante de la tienda, la miró… y la volvió a poner en su lugar. Los espárragos costaban 3 USD, ella tenía una buena pensión y 650 000 USD en el banco. Pero sobrevivió a la Gran Depresión y sentía que no se podía permitir pagar 3 USD por una lata de espárragos. © Jim Sadler / Quora
  • Nací y crecí en una familia pobre. Empecé a trabajar a los 14 años. Siempre me negaba todo. Ahora no tengo problemas financieros, pero no puedo superarme y comprar alguna ropa o productos buenos. Mi cerebro sigue en modo ahorro. © Oídoporahí / Ideer

3. A menudo suelen rendirse cuando se enfrentan con un problema difícil

El estrés por la pobreza causa un deterioro de la memoria a corto plazo en los niños en comparación con sus compañeros más ricos. Además, los adultos que crecieron en condiciones financieras difíciles también recuerdan menos la información, suelen rendirse cuando necesitan resolver un problema complicado y, a menudo, se sienten frustrados.

  • Recién me di cuenta de que éramos pobres en la escuela secundaria, ya que había pocos adolescentes adinerados en nuestra escuela primaria. Una vez mi familia y yo estábamos a punto de ser desalojados de nuestra casa. Cuando entré a la universidad, me sorprendió la diferencia entre los estudiantes ricos y los pobres, y eso afectó mi vida social. Mientras los demás se divertían, yo me quedaba a un lado. No solo porque no tenía la costumbre de permitirme algo, sino también porque tenía miedo de perderlo todo. Ahora estoy casado, mi esposa y yo somos lo suficientemente ricos como para considerarnos de clase media, no dependemos de la ayuda del gobierno (¡como en la infancia!). Pero sigo con el temor de quedar en la misma situación que cuando era más joven. © Jason Lewis / Quora

4. A menudo esperan regalos del destino, en lugar de resolver sus problemas

No solo los jóvenes, sino también las personas mayores tienen más probabilidades de correr riesgos y de vivir aventuras si se encuentran en condiciones económicas difíciles. A menudo, no saben cómo ahorrar y planificar su futuro y, en lugar de eso, quieren tenerlo todo de una vez.

  • Mi amiga tiene un novio que sueña con ser rico. Así nomás, de golpe: encontrar una billetera, ganar la lotería, obtener la herencia de la abuela. Por lo tanto, al caminar por las calles, las examina en busca de hallazgos significativos. Una vez íbamos con él y su mirada precisa notó un bolso tirado en el asfalto. Voló unos 100 metros hacia él como una cometa, ya gastando en su mente lo que encontraría. Por fin tenía el hallazgo en sus manos, trató de adivinar en voz alta cuánto dinero había en él, lo abrió y solo había un libro. © Oídoporahí / Ideer
  • El meme de mi vida es que mientras todo el mundo sueña con una madrina millonaria en el extranjero, yo en verdad tengo un padrino obscenamente rico en España. Pero la última vez que supe de él fue hace 15 años, cuando llamó por error a mi madre por Skype y preguntó por mí: “¿Y, cómo anda su muchacho?”

5. Pueden guardar cosas y productos innecesarios durante años

Por miedo a volver a quedarse sin nada, o simplemente por un deseo de sentirse más seguras, las personas que han vivido una infancia pobre tienden a acumular muchas cosas. Y dejarlas es más difícil para ellos que para sus seres queridos.

  • Mi suegra juntaba los regalos de boda para su hijo y su hija: dos lavadoras, dos máquinas de coser, refrigeradores, alfombras, trastes… Mi esposo y yo vivíamos en un departamento alquilado, y los pisos estaban fríos. Cuando nuestro hijo empezó a gatear, no había alfombra en el pasillo. Entonces un día fuimos a lo de mi suegra y vi que detrás de su sofá, tenía varias alfombras enrolladas. Le pedí que nos diera una y ella dijo: “¡No! Cuando compren su departamento, entonces sí te la regalo”. Tres años después, vendió su departamento, se mudó más cerca y todo lo que tenía no entraba en el departamento nuevo. Me llamó: “Llévate la lavadora. Es nueva, está en la caja”. ¿Para qué la quiero? Tengo una lavadora automática. “¡Bueno, entonces llévate la máquina de coser!”. Pero tengo una moderna. “Me acuerdo de que querías llevarte una alfombra, ven y te la doy”. Gracias, pero mi hijo ya no gatea y los pisos de nuestro departamento están calientes. © MadamA / Genial.guru
  • En los 90, cocinábamos comida en el patio a fuego abierto. Si es que había algo para cocinar. Normalmente eran papas de nuestro huerto. En otoño, traíamos cebollas en sacos pagándolos en partes. Mamá freía una sartén con solo cebollas y las comíamos. Odio la cebolla desde entonces. No había té, lo hacíamos de ramas y hojas de frambuesa y grosella. De niños, íbamos a bases abandonadas a recolectar chatarra no para comprar dulces y chicles, sino para comprar azúcar y aceite de girasol para mamá. Pero sobrevivimos y ahora obligo a mis hijos a terminar sus raciones, a comer pan. No me gusta cuando se tira la comida. Desde entonces me pongo nerviosa cuando en casa se van acabando los cereales, los fideos, el azúcar. Siempre compro con mucha reserva. © Romashka / Genial.guru

6. Les resulta difícil lidiar con la envidia o el resentimiento

Hay muchas personas que crecieron en la pobreza y que hacen todo lo posible para tener éxito. Pero algunos de ellos, que tuvieron una experiencia infantil difícil, prefieren quejarse de su destino y sufrir con las emociones negativas.

  • Mis amigos siempre han tenido teléfonos de último modelo, y yo hasta hace poco no podía permitirme comprar ni uno viejo. Trataba de comer menos para que mi familia no tuviera que volver a comprar comida. Y constantemente juzgaba a mis amigos por lo que hacían con su dinero, y pensaba: “¡Oh, si tuviera ese dinero, no lo gastaría así!”. Y el hecho de que tuvieran la oportunidad de recibir una buena educación y no la aprovecharan me hacía enfadar mucho. © Anonymous / Quora
  • La familia de mi esposo se empobreció cuando su padre contrajo tuberculosis. Su hermana se fue de casa embarazada a una edad temprana, se casó y vivía sin trabajar y recibía solo los beneficios estatales. Yo, en cambio, vengo de una familia adinerada, pero mi esposo y yo logramos todo lo que tenemos nosotros mismos: aceptábamos cualquier trabajo, prescindíamos de las vacaciones, estábamos contentos con comida barata, tomamos una casa en una hipoteca por nuestra cuenta. Y a lo largo de los años, su familia nos ha dicho que tenemos “suerte” de haber comprado una casa; “suerte” de que no tenemos que preocuparnos por el dinero; “suerte” de que nuestros hijos puedan ir de excursiones con la escuela. Así que por un lado, la riqueza después de la pobreza te da una sensación de seguridad y, por otro lado, te juzgan los otros miembros de la familia por tener tanto éxito. © Donna Poore / Quora

7. Prefieren la realidad virtual al mundo que los rodea

Cuanto menos dinero tiene una persona, más a menudo se escapa de la vida real y pasa el tiempo viendo series de televisión, películas y programas. Por ejemplo, los adolescentes de familias pobres pasan casi 2 horas más al día en sus teléfonos y tabletas que los jóvenes más ricos. Pero la principal diferencia está en lo que hacen en Internet: los chicos de familias ricas tienen más probabilidades de usarlo para buscar información y leer las noticias, mientras que los adolescentes de familias de bajos ingresos prefieren jugar videojuegos y chatear.

En cuanto a los adultos, muchas personas acomodadas juegan videojuegos, aunque no más de 10 horas y media por semana. Pero con el crecimiento de la riqueza, la cantidad de horas disminuye: por ejemplo, los hombres con un ingreso de más de 500 mil USD al año no pasan más de 50 minutos semanales con los videojuegos.

Y en cuanto a los millonarios, en lugar de jugar, pasan mucho tiempo leyendo. Bill Gates, por ejemplo, lee unos 50 libros al año.

8. No evitan la comunicación y muestran empatía

Al comunicarse con gente poco conocida e incluso ajena, las personas que crecieron en la pobreza mantienen el contacto visual voluntariamente, se ríen y asientan con la cabeza. Reconocen fácilmente las emociones de otras personas y tienden a ser más empáticos. Pero si una persona, en una entrevista o conferencia, evita de todas las formas posibles la comunicación con el interlocutor, se inquieta en su lugar o se pierde por completo en su tableta o su cuaderno, probablemente nació en una familia adinerada. Sintiendo su independencia de los demás, no está acostumbrada a buscar contactos sociales innecesarios y les presta más atención a las cosas que a las personas.

  • No creo que mi infancia pobre me haya afectado para mal. Valoro más a las personas que a las cosas. Intento ser creativa y aprender a hacer las cosas yo misma en lugar de gastar dinero en prestación de servicios de otra gente. Sé divertirme sin gastar mucho dinero. Además, creo que me he vuelto más amigable y menos conflictiva, ya que tengo que confiar en la experiencia de los demás. También me hice más compasiva con las personas con dificultades económicas. © Alona Cortes / Quora

9. Se comportan de una forma más sabia en las relaciones

Aunque los conflictos económicos son una de las principales razones de las separaciones, para las personas verdaderamente ricas no es más fácil, sino que incluso es más difícil construir relaciones felices. Muchos de ellos no son capaces de comprometerse, se evalúan críticamente y tienden a culpar a su pareja de todo. Las personas que crecieron en familias de ingresos medios o bajos tienen más probabilidades de ser empáticas y flexibles en las relaciones, por lo que es más probable que tengan un vínculo familiar feliz.

  • Soy psicólogo. Una vez vino una clienta joven y bonita de cabello rojo y se quejó de que no lograba armar relaciones con los hombres. Ella era una jefa, pero quería una familia, buscaba pareja en el trabajo y entre amigos, pero todo era en vano. Y después de 15 minutos de charla, admitió que ella misma solía llamar a los hombres y de una forma bastante categórica los invitaba a salir. Y después, los bombardeaba con preguntas, lo que hacía que la cita se pareciera a un interrogatorio intenso, durante el cual el hombre no tenía tiempo para hacer una sola pregunta ni cambiar de tema. Como resultado, el desafortunado caballero desaparecía del horizonte y no volvía a llamar. © LostShadow / Pikabu
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