9 Trucos prácticos de la psicología que podrían lograr que tus niños sean más responsables

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9 Trucos prácticos de la psicología que podrían lograr que tus niños sean más responsables

Inculcar el sentido de responsabilidad en los niños no es una tarea poco importante, sino que es enseñarles habilidades que utilizarán toda la vida, criando a personas competentes y orgullosas de ser autosuficientes. Así evitarás que piensen que tienen derecho a que el resto siempre haga las cosas por ellos. Sin embargo, resulta complejo para los padres desarrollar una técnica en el día a día para cultivar ese sentido del deber en sus hijos.

Genial.guru reunió una serie de recomendaciones prácticas basadas en la psicología que podrían facilitar este aprendizaje para papás y niños.

1. Empieza desde su infancia

Es difícil que una persona tome voluntariamente responsabilidades que aparecen de la noche a la mañana si no ha sido acostumbrada a asumir algunas con anterioridad. Por ello, expertos recomiendan que los padres intenten que sus hijos hagan sus deberes desde la infancia, inclusive desde que cumplen dos años. Solo así, cumplir con sus responsabilidades se convertirá en algo natural, y el adquirir un hábito no se interpretará como algo forzado, impuesto o puramente tedioso.

2. Si se ofrecen a ayudarte, déjalos

Es muy recurrente que los adultos evadan la ayuda de los niños. Tenemos tantas cosas que hacer en el día a día que, si encontramos a nuestro hijo de tres años esforzándose por limpiar un poco de leche derramada, probablemente lo detendremos para hacerlo nosotros más rápido. Se puede llegar a pensar que dan trabajo extra y que dejarlos hacer algo toma mucho tiempo, pero eso es un error.

Es usual que los niños, sobre todo los más pequeños, se ofrezcan a ayudar a los mayores. Déjalos hacerlo (siempre y cuando la actividad se encuentre dentro de sus posibilidades). Estudios han mostrado que los niños continuarán haciéndolo libremente, inclusive de adolescentes.

3. Normaliza las actividades dando el ejemplo

Hay una frase popular que dice “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”, y los psicólogos están de acuerdo. Intenta apropiarte de ella y, teniéndola en mente, cumple tus propias responsabilidades en tu hogar. Enséñales a los niños con tu ejemplo que una tarea cumplida y bien hecha es motivo de satisfacción.

Además, puedes incluirlos a ellos en tus palabras. Intenta usar el “nosotros” en lugar del “tú” cuando indiques que es momento de realizar una tarea, como “ahora recogeremos nuestros platos de la mesa”, o “ahora colocaremos nuestras cosas en el cesto de la ropa sucia”.

4. Encárgales tareas adecuadas para su edad

Es importante para ti y para los niños manejar las expectativas propias. No esperes que un pequeño de dos años realice las mismas actividades que un chico de cinco con la misma entereza y éxito, pues sus logros dependen de su desarrollo. Solo conseguirás perder la paciencia y generar frustración en el niño.

Procura, en cambio, darle encargos apropiados para su edad, y ninguno de los dos se sentirá decepcionado. La guía de arriba puede ser de ayuda. ¿Piensas que podría hacer mejor la cama? ¿O acomodar los platos de forma más práctica? Enséñale otro día como haces las cosas tú.

5. Especifica tus pedidos explicando lo que se debe hacer paso a paso

Puede que el pedido general de “ordena tu habitación” no sea muy claro para los niños pequeños. Dependiendo de su desarrollo, psicólogos sugieren especificar las tareas en pasos concretos para que ellos entiendan con rapidez qué es lo que esperas que hagan. En lugar de enviarlos a “ordenar su habitación” puedes pedirles que coloquen los libros en el librero, guarden los zapatos en el armario y recojan los útiles escolares y los acomoden en su estuche. Si es necesario, enséñales cómo terminar cada tarea (solo en caso de que no puedan hacerlo por su cuenta).

 

6. Ayúdate de una pizarra de encargos, y agrega a papá y a mamá en ella

Los miembros de la familia tienen responsabilidades, incluyendo a papá y a mamá. De esta forma es posible mantener la casa en orden, lo cual es esencial, ya que los niños se desarrollan mejor con una vida ordenada.

Escribir en una pizarra a quién le corresponde cada tarea es un modo visual útil para normalizar y darles a los pequeños aquella estructura que necesitan para florecer. Además, son útiles para monitorear el desempeño de cada uno. Incluso puedes incluir metas para cada miembro de tal modo que, al cumplirlas, puedan sentirse orgullosos.

 

7. No les des premios al terminar sus encargos

Cuando son muy pequeños, la motivación de los niños no responde a estímulos externos, como un premio, sino a internos: sentirse parte del equipo familiar, imitar a sus padres, entre otros. Por ello, al darles premios a aquellos que realizan tareas en la casa, usualmente haces que disminuya su participación. En lugar de otorgarles una recompensa, deja que actividades rutinarias divertidas sean el resultado de sus tareas terminadas. Por ejemplo, una vez que haya guardado los juguetes y cepillado sus dientes podrá ver televisión.

Lo que es aún peor, los premios convierten una acción desinteresada y responsable en un privilegio que piensan que pueden recibir sin haber trabajado por ello. Exigirán una recompensa por lavar la vajilla aunque hayan sido ellos quienes la utilizaron y ensuciaron.

8. Agradece y motívalos

Aunque no es aconsejable premiar a los hijos luego de una tarea bien hecha, sí es vital agradecerles y reconocer su esfuerzo. Prueba hacerles cumplidos como “¡buen trabajo!”, “qué ordenado y limpio”, o “sé que no disfrutas de lavar los platos, pero ayudaste muchísimo, gracias”. Expertos explican que así reforzarás de manera positiva ese hábito de cumplir sus responsabilidades, ya que así elevarás su confianza y lo motivarás a querer seguir haciéndolo bien.

9. Enséñales que no cumplir con sus responsabilidades trae consecuencias

Se trata de enseñarles a los hijos no solo a realizar tareas en la casa, sino de darles un sentido de responsabilidad que los acompañe en su adultez. Por ello es necesario demostrarles que, si no se cumplen los deberes, lo natural es que haya consecuencias, algo que sí les sucederá de adultos.

El objetivo, explican psicólogos, es establecer disciplina, la cual, más adelante, los niños podrán convertir en autodisciplina. Si tus hijos no quieren guardar los pinceles, plastilinas, cartulinas y crayones, explícales que no podrán jugar más tarde. Si olvidan llevar sus tenis a la escuela, no salgas del trabajo para socorrerlos. Deja que las consecuencias naturales por su falta de responsabilidad salgan a la luz.

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